domingo, 18 de diciembre de 2016

MONOGRAFIA DELINCUENCIA JUVENIL


REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD PEDAGOGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR
VICERRECTORADO DE EXTENSIÓN

DELINCUENCIA JUVENIL 

DIPLOMANTE: MARIANO CARRILLO TOLOZA
FACILITADOR: LIC. MARITZA ESCALONA DE OSTOS


San Cristóbal, Diciembre 2016

ÍNDICE

PAG.
INTRODUCCION……………………………………………………………..        1
DELINCUENCIA JUVENIL…………………………………………………         2
Descripción……………………………………………………………………..         2
Causas…………………………………………………………………………..         2
Factores…………………………………………………………………………         3
Tratamiento…………………………………………………………………….         9
CONCLUSION…………………………………………………………………      11
REFERENCIAS…………………………………………………………………    12

  

INTRODUCCIÓN



Sin lugar a dudas, la delincuencia juvenil es un fenómeno muy representativo desde el siglo pasado, la delincuencia juvenil es uno de los problemas criminológicos que crece cada día más, no solo en nuestro país, sino también en el mundo entero; es una de las acciones socialmente negativas que va a lo contrario fijado por la ley y a las buenas costumbres creadas y aceptadas por la sociedad.
La delincuencia juvenil es un fenómeno social que pone en riesgo la seguridad pública de la sociedad, así mismo va contra las buenas costumbres ya establecidas por la sociedad.
La delincuencia juvenil es un fenómeno de ámbito mundial, pues se extiende desde los rincones más alejados de la ciudad industrializada hasta los suburbios de las grandes ciudades, desde las familias ricas o acomodadas hasta las más pobres, es un problema que se da en todas las capas sociales y en cualquier rincón de nuestra civilización.
El ataque a la delincuencia juvenil pasa por soluciones o alternativas sociales que reclutan o castigan al delincuente juvenil, este medio de defensa frente al delincuente por parte de la sociedad provoca la continua reincidencia, convirtiendo al joven en una autentica maquina de delinquir.



DELINCUENCIA JUVENIL


Descripción:
El delincuente juvenil es el menor de edad (suelen fijarse el límite en los 18 años) dado a conducta antisocial o ilegal. Éstos individuos, a menudo llamados psicópatas o psicopáticos, no se clasifican ni como neuróticos ni como psicóticos, pero dan muestra de conducta antisocial con el robo, la prostitución y hasta el homicidio.
Algunos de los síntomas comunes de la delincuencia juvenil son:
-       Desprecio a las normas y reglamentos.
-       Falta de dominio propio.
-       Patrones sexuales desviados.
-       Incapacidad de escarmentar.
-       Incapacidad de diferir los placeres inmediatos.
-       Habilidad para impresionar y explotar a otros.
-       Relaciones sociales superficiales.
-       Poco respeto para con la iglesia.
-       Habilidad para racionalizar y culpar a otros por la propia conducta.
-       Conducta incorregible.
-       Tendencia a mentir.
-       Frecuencia de lenguaje obsceno.
-       Deseo de ser " importante”.
-       Desprecio por los derechos de propiedad ajenos.
-       Discrepancia entre el desarrollo de la inteligencia y el de la conciencia.

Causas:
Dos grandes categorías pueden emplearse para clasificar el origen de la delincuencia juvenil.
1.      Factores sociales relacionados con el ambiente de la persona: Cuando se prolonga en la edad adulta, esta clase de conducta se clasifica como reacción disociadora. Estos delincuentes crecen en un ambiente que acepta las actitudes y conductas indeseables. Quienes tienen esos antecedentes se hayan perturbados en gran parte respecto a la sociedad. De no ser por sus actos antisociales, probablemente no tendrían otros indicios de desequilibrio de la personalidad. No son exclusivamente hostiles, pueden formar íntimas relaciones emocionales, y cumplen con las normas de su propio ambiente.
2.      Clasificación de conducta delincuente se conoce como reacción antisocial:. Los individuos de esta categoría no han desarrollado necesariamente su conducta inaceptable por vivir en un ambiente moral anormal. Su conducta es síntoma de un más amplio cuadro de personalidad desequilibrada. Estas personas pueden proceder de hogares de nivel socioeconómico superior al promedio, y puedes que sus padres sean dirigentes en su sociedad. Estos delincuentes han emprendido sus acciones antisociales como resultado de sus sentimientos de hostilidad, sin capacidad para relacionarse con el prójimo, su irresponsabilidad y sus características repulsivas. En vez de que su perturbación sea en su mayor parte respecto de la sociedad, estos individuos parecen más graves desequilibrios de la personalidad.

Factores:
A continuación se indican algunos de los factores significativos subyacentes en el desarrollo de la conducta delincuente:

Deterioro neurológico: En algunos casos delincuencia, la disfunción cerebral es factor significativo. Silverman encontró que el 80% de un grupo de psicópatas delincuentes tenían ondas cerebrales anormales que aparecían en los electro - encefalograma. Aunque en muchos casos de delincuencia aparecen anormalidades cerebrales, parece que rara vez es este el único factor causado.
Hogares deshechos: El clima emocional del hogar del niño es probablemente el factor más importante en el desarrollo de la conducta del encuentro. Glueck, en una comparación entre 500 pares de jóvenes delincuentes y no delincuentes, hallaron que un elevadísimo porcentaje de los delincuentes procedía de hogares rotos por la separación, el divorcio, la muerte o la prolongada ausencia de uno de los padres.

Conflictos entre los padres: Algunos hogares se caracterizan por un alto grado de conflicto entre los padres. Los niños en este ambiente suelen hallarse en la tierra de nadie, donde se cruzan los proyectiles, de lo cual derivan trastornos emocionales. No sólo pierden la confianza en sus padres, sino a menudo se forjan malas actitudes hacia sí mismos y hacia todos los adultos. Estos muchachos puede que luego busquen fuera del hogar cualquier clase de actividad en pos de experiencias placenteras, o que por lo menos alivien los conflictos del hogar.

Falta de Disciplina adecuada: La disciplina difieren grandemente de un hogar a otro. Pero los hogares que producen delincuentes suelen tener muy mala disciplina. En algunos casos puede ser excesivamente rigurosa. En otros hogares el castigo no es consecuente, y el niño no logra comprenderlo. Hay otros en que la disciplina falta por completo. El estudio de los jóvenes desviados revela que en muchos casos no había en casa nadie que se interesara en el niño, lo bastante como para que este hiciera lo que se esperaba de él.

Padres desinteresados: Muchos niños se entregan a actividades malsanas y más adelante a la violencia, porque en el hogar los han hecho a un lado. En algunos casos los padres se hallaban tan atribulados que no podían atender con sentido realista a las necesidades emocionales de sus hijos. Esos niños crecen con la sensación de que nadie los quiere. En consecuencia, buscan "la calle" para procurarse seguridad. El rechazo de un niño puede ser pasivo o activo. Algunos padres que viven holgadamente no demuestran interés personal en sus hijos y los rechazan al dejarlos en manos ajenas y entregarse de continuo actividades " sociales”. El niño interpreta esta falta de camaradería entre él y sus padres, como rechazo por parte de éstos, y a veces hará lo indecible por hallar individuos y pandillas que los acepten.

Inestabilidad del hogar: Algunos hogares se caracterizan por su excesiva inestabilidad. Como se han pasado cambiando de lugar, los niños no llegan a sentirse parte de ninguna sociedad. Para ellos la vida se convierte en continua mudanza, sin oportunidad de echar raíces emocionales en ninguna persona o agrupación. Los niños que se forman en un medio así, suelen no desarrollar el sentido de responsabilidad. Como nunca Han sido realmente parte integral de nada, siempre se consideran "extraños", sin responsabilidad personal. Carentes de fuertes lazos hogareños o sociales, dan su adhesión a lo que llegue a parecerles cómodo. Con esos antecedentes, suelen convertir la irresponsable conducta delincuente en su forma de vida.

Exceso de protección de los padres: Para desarrollarse normalmente, el niño necesita equilibrio entre el apoyo de los padres y el autodesarrollo. Cuando los padres cuiden excesivamente a su hijo le impiden tomar sus propias decisiones y sentirse responsable de las mismas. Tampoco dejan que desarrolle un adecuado concepto de sí mismo. La conducta delincuente suele ser un reflejo de los intentos del niño por ser independiente y "crecer". Al sentir que en el hogar no tiene oportunidad para alcanzar la madurez, está dispuesto a entregarse a la conducta inaceptable, si es necesario, para desarrollar su sentido de individualidad. Al asociarse con una pandilla y recibir la aprobación de esta, a menudo se vuelve más hostil para con sus padres, que no lo han dejado crecer.

Malas condiciones de vida: En casi toda ciudad y en muchas regiones rurales hay familias cuyas circunstancias les impida disfrutar de alimento, habitación y ropa adecuados. Numerosas familias viven en zonas de tugurios en que los niños carecen de sitios adecuados para jugar y crecer de manera saludable. Quizás reciba un poco o ningún estímulo. Puede en verdad que no hayan conocido nada más que un ambiente anormal. Al crecer así, el niño puede convertirse en un resentido. Se siente privado de muchas satisfacciones y cree que la vida lo ha tratado " injustamente”. Ello puede llevarlo a abandonar el hogar y entregarse a la conducta antisocial.

Graves trastornos emocionales: Los estudios sobre jóvenes desviados indican que muchos que se han dado a la delincuencia parecen en realidad de graves trastornos y necesitan largo tratamiento profesional. El hogar y la escuela pueden haber interpretado la conducta del niño como "rebelde" o "falta el cooperación". Pero la verdad es que puede haberse encontrado tan fuera de sique no podía proceder de otra manera. Sus actos antisociales eran síntomas de los trastornos emocionales que llevaba oculto. Puesto que su conducta era inaceptable para los adultos que intervenían en su vida, tuvo que buscar a los delincuentes que le brindaban cierto grado de aceptación.

Barreras culturales e idiomáticas: Los amplios y mejorados medios de transporte, junto con la suavización de las normas sobre migración, han permitido a muchas familias trasladarse de su patria a un país nuevo y extraño. A su llegada, puede que la familia se vea forzada a vivir en un vecindario que no contribuye a la formación de buenos ciudadanos. Súmese a esto las barreras culturales idiomáticas.
 Los miembros de la familia quizás no puedan darse a entender porque no saben el idioma. Esta falta de dominio del idioma afecta gravemente al adolescente, no sólo en su vecindario inmediato, sino en la escuela. Como su nacionalidad y su ambiente son distintos, quizá los demás no lo comprendan. En algunos casos puede ser víctima de continuo ridículo. En su fuerzo por hacerse aceptar puede desalentarse y volverse hostil hacia las autoridades. Hasta puede creer que tiene que romper con sus padres, que tratan de amoldarlo a las costumbres de la familia. Ésta clase de jóvenes pueden fácilmente caer en conducta delincuente al esforzarse por ser reconocidos y aceptados.

Educación inadecuada: La mayoría de las escuelas intermedias y superiores satisfacen mejor las necesidades de los "buenos estudiantes", los cuales tienen inteligencia más que mediana y son bien equilibrados. Muchas escuelas no han considerado seriamente su responsabilidad para con los varones y las niñas de habilidad inferior o que necesitan consejería. Puede que estas escuelas no cuenten con adecuado servicio de restauración para cumplir y ayudar a los estudiantes que no alcanzan progreso suficiente.
En cierto Liceo, por ejemplo, se realizó una investigación sobre los principiantes que estaban fallando en álgebra. Los investigadores descubrieron que en casi todos los casos, los exámenes de pre admisión habían indicado que estos estudiantes tenían poca habilidad matemática y probablemente fracasarían en álgebra. Pero el colegio no había hecho nada más en bien de ellos. No sólo tuvieron que recibir álgebra; tuvieron que permanecer en la clase un año entero. A nadie se le permitió abandonar el curso, aunque estuvieras fracasado. En consecuencia, se forzó a estos estudiantes a recibir instrucción en una asignatura en las que estaban casi predestinadas a fracasar. Procedimientos escolares inapropiados, como estos, suelen hacer que los muchachos y las muchachas abandonen el colegio y se inicien en una vida de delincuencia.

Falta de preparación vocacional: La adolescencia se caracteriza por el deseo de conocer las propias habilidades y ponerlas en juego. Pero muchos jóvenes no cuentan con el beneficio de orientación vocacional. Puede que ni los padres ni los maestros comprendan las habilidades específicas del estudiante. En consecuencia, no lo alientan en actividades que le dan aumento a su destreza y satisfacción personal. Como es natural, quien carece del estímulo de alguna clase de trabajo productivo, se alimenta y con frecuencia para actividades malsanas.

Ocio mal aprovechado: Los adolescentes necesitan distribuir sabiamente su tiempo para sacarle el mejor provecho y desarrollar buenos hábitos. Pero muchos jóvenes no hay quienes los guíe y, por tanto, dedican gran parte de su tiempo a actividades destructivas. Otros se dedican a diversiones no apropiadas a su edad. Hay barrios en que poco o nada se planea para los jóvenes. Se les deja a que por sí mismos hallen que hacer. Faltos de actividades constructivas, puede que inventen diversiones que lo lleven a delinquir.

Malas compañías: Una de las más poderosas influencias en la vida del joven es la compañía de otros de su edad. Como los adolescentes están ansiosos de amoldarse a un grupo y sentirse aceptados, a veces hacen lo indecible para buscar a quienes han de ser sus amigos, a veces, un muchacho y una joven que no han tenido la aceptación de sus padres o de otros adultos, traban amistad. Esta camaradería, en ocasiones, complica los problemas de los adolescentes y provoca la peor clase de conducta. En cuanto un joven participa con otros en la delincuencia, alcanza cierto éxito y luego haya difícil apartarse de sus indeseables amigos. Con el correr del tiempo puede que conozca otros compañeros aún peores que lo lleven a toda una serie de actos delictivos.

Mala educación sexual: Durante la adolescencia, los varones y las señoritas se desarrollan física y sexualmente con mucha rapidez. Experimentan de pronto nuevos sentimientos y actitudes y son capaces de proceder sexualmente como adultos, en muchos casos ni ellos ni ellas han recibido virtualmente educación sexual alguna. En otros casos, lo que han aprendido sobre cuestiones sexuales ha sido todo negativo y malsano. De sus padres y de otras personas cercanas pueden haber tenido actitudes inmorales. En todo caso, se ven lanzados a la vida de jóvenes adultos sin adecuados conceptos y actitudes en cuanto al dominio propio. Sus aventuras en la delincuencia son a menudo intentos de obtener conocimiento respecto al sexo. Ello puede conducir a la fornicación, las enfermedades venéreas y una multitud de experiencias desmoralizadoras.

Influencia de los medios malsanos de difusión: Los efectos que los medios de publicidad ejercen en la mente y emociones de los jóvenes, no deben tenerse en poco. Los impresos, el cine, la televisión y la radio imprimen su huella en la vida de los jóvenes y las señoritas. En muchos casos son mínimas la vigilancia y discreción en cuanto a la clase de conocimientos que se da al adolescente. En su afán de aprender y obtener datos, muchos jóvenes encuentran libros, espectáculos y otros elementos de comunicación, que ejercen influencia perniciosa en su vida, y que a su tiempo conducen a la conducta inmoral y la delincuencia.

Falta de conversión espiritual y de crecimiento cristiano: Dado que todas las personas son seres espirituales con capacidad para conocer a Dios, necesitan la conversión espiritual y el crecimiento cristiano. Uno de los momentos más críticos en la vida de cualquier individuo es enfrentarse al hecho de su pecaminosidad y luego rendir su vida a Jesucristo. Sin conversión espiritual el joven vive continuamente con su vieja naturaleza, desposeído de la naturaleza nueva que Dios implanta. En consecuencia, es incapaz de discernir lo que más le conviene, y tiene poca resistencia para combatir al mal. Sin Jesucristo, la vida va desbocada, como un corcho sobre el océano. Una persona así carece de ancla interna, de Brújula y de dirección.


Tratamiento:
El niño prolongadamente desobediente y rebelde requiere atención inmediata. Si logran tomarse medidas para aliviar sus trastornos antes de que se vuelvan demasiado graves, muchas tribulaciones futuras se evitarán. Tiene especial importancia que los maestros remitan a tiempo los estudiantes al personal de orientación escolar. Si los padres descubren que su hijo viene experimentando dificultad especial durante un periodo largo, deben buscar ayuda capacitada o profesional.
Muchos de los métodos actuales de tratar la conducta delincuente, no alivian los conflictos básicos del individuo. El encarcelamiento y el castigo puede en realidad volver a la persona más hostil y rebelde, de modo que al recobrar la libertad vuelva a la conducta antisocial.
La consejería para los delincuentes a menudo es difícil porque ellos no tienen ganas de cambiar. Pero la consejería experta, que incluya la consideración de todos los ajustes vitales de la persona, puede producir cambios significativos y duraderos en los patrones de la personalidad.
El paso inicial del consejero es un minucioso diagnóstico de las causas subyacentes. Dado que muchos delincuentes padecen de lesiones cerebrales ocultas, el consejero puede pensar en remitirlo a un neurólogo que le practique un examen neurológico completo. Sin una comprensión clara de los factores etiológicos, la consejería probablemente logrará poco. Cuando el consejero comienza a comprender la dinámica básica de la personalidad y como se han desarrollado las actuales actitudes y acciones de la persona, está en condiciones de ayudar a la persona a que venza esos patrones de conducta.
En la orientación del joven metido en dificultades, conviene trabajar con toda la familia. El mejoramiento es, por lo común, reducido a menos que el consejero trate con los padres tanto como con el paciente. Una de los principales metas del consejero en la restauración o restauración familiar es ayudar a cada miembro de la familia para que comprendan los sentimientos y móviles de los demás miembros.
El adolescente rebelde puede llegar a comprender porque sus padres creen que deben imponer ciertas restricciones y el porqué de las reacciones de ellos. Los padres pueden aprender a ver el mundo del adolescente a través de los ojos de éste, y comenzar a entenderlo como una persona que se esfuerza por adquirir aceptación e individualidad. Al comprender qué mueve a su hijo y cuáles necesidades procura satisfacer mediante su conducta, los padres pueden aprender a ayudarle a que satisfaga esas necesidades de manera más saludable y aceptable.
Otro importante aspecto de la restauración del delincuente es la oportunidad que se le brinda para que expresen sus sentimientos de resentimientos, ira y hostilidad. Conforme el adolescente comienza a sacar esos sentimientos, el consejero puede guiarlo gradualmente a comprender las causas de sus actitudes hostiles. Los sentimientos de inseguridad que están en la raíz de las reacciones hostiles, deben discutirse y resolverse.
Los cambios más dramáticos en las actitudes y conducta del joven delincuente se producen cuando éste logra conocer a Jesucristo como su salvador personal. Muchos jóvenes desviados han dado una abrupta media vuelta en la vida como resultado de enfrentarse cara a cara con las realidades espirituales. Pero cuando la persona se arrepiente y recibe a Jesucristo como su salvador, el consejero no debe pensar que su trabajo ha terminado. La persona abriga aún las malas experiencias de los pasados 15 o 20 años, y hay que discutirlas y resolverlas. Conforme el consejero trabaja gradualmente con la persona y la lleva a mayor comprensión y crecimiento espirituales, el adolescente comenzará a sustituir sus antiguas actividades y acciones por un nuevo patrón de conducta que honre a Jesucristo.
Además del tiempo efectivamente dedicado a la restauración, el joven delincuente necesita auxilio en todos los aspectos básicos del vivir. El consejero debe evaluar el ajuste escolar de la persona. Si está obteniendo malas calificaciones y se siente fracasado, debe pensarse en clases de recuperación en las asignaturas difíciles. Si está inscrito en cursos que exceden a sus capacidades intelectuales, quizá la escuela consienta en colocarlo en otras clases a que se adapte mejor. De este modo, la persona tiene la oportunidad de experimentar el éxito y el triunfo que le han faltado en su vida.
También querrá el consejero evaluar las oportunidades vocacionales del individuo y sus actividades en tiempo libre. Algo muy práctico es considerar cómo emplea ese tiempo libre. Si el consejero puede ayudar al muchacho a participar activamente en recreaciones sanas, actividades juveniles de la iglesia y trabajo de tiempo parcial, el joven descubrirá significado y propósito nuevos en la vida. El tiempo de ocio que antes empleada en actos antisociales pueden convertirse en minutos preciosos dedicados a crecer y a madurar para hacer un adulto bien equilibrado.
Cuando el consejero logra trazar un programa de restauración que incluya estos factores espirituales, emocionales y situacionales, podrán verse cambios dramáticos en las actitudes y conductas del joven delincuente.


CONCLUSIÓN

La consejería para los delincuentes  juveniles esta basada en métodos para tratar la conducta del individuo ,un poco difícil, pero la consejería experta, que incluya la consideración de todos los ajustes, puede producir cambios significativos y duraderos en los patrones de la personalidad.
El diagnostico, la orientación, la comprensión y evaluación, son aspectos importantes para la restauración del delincuente, dando oportunidad a un cambio de actitudes y conducta del joven delincuente.


REFERENCIAS



WEBGRAFIA

El desarrollo del niño en la primera infancia, Consultada el 15 de Diciembre 2016, www.unesdoc.unesco.org

Familia y escuela. 2015, Consultada el 15 de Diciembre 2016. www.redes-cepalcala.org

Fernandez Maria Elena de la Peña. 2011. Conducta antisocial en adolecentes. Universidad Complutense de Madrid, Facultad de Psicologia. Consultada el 15 de Diciembre 2016. www.adolecenciaantisocial.blodspot.com

Miron Redondo Liurdes.1988. Un análisis de la relación entre ambiente familiar y delincuencia Juvenil. Revista de Psicologia Social. Universidad de Santiago de Compostela. Consultada el 15 de Diciembre 2016. htps/dialnet.unirioja.es

Tesis Magister en Psicologia Comunitaria. 2008. Volumen 1. Consultada el 15 de Diciembre 2016. www.facso.uchile.cl/psicologia/postgrado/magister.

Factores personales,  Consultada el 15 de Diciembre 2016 www.tesis.uson.mx/digital/tesis/docs/4214/Capitulo2.




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